Dentro de la terminología que cada día nos invade de
nuevos hábitos, sistemas o productos se están imponiendo algunas que me
parecen muy interesantes sobre las que hablar, como el “coworking” el consumo
colaborativo o el “Crowdfunding”.
Este último término, que ha sido acuñado para definir la unión de personas que buscan recursos
para financiar proyectos de forma colectiva, unidos por unos mismos intereses
en buscar que un proyecto salga adelante, se está imponiendo poco a poco en
muchos países. Así, multitud de soñadores están consiguiendo que sus proyectos
encuentren una vía de financiación por un lado y unos clientes objetivos por
otro.
Muy interesante para aquellos que tengáis ideas
para nuevos proyectos el poder visitar www.verkami.com o goteo.org.
Pero uno de los temas que más me atraen es cómo conseguir
ser más eficiente en todos los aspectos. Y ya que el primer principio de la
eficiencia energética es “la mejor de las
energías es aquella que ni se usa ni se consume”, trato de aplicar el
principio a otros aspectos. Y aquí es donde tiene sentido hablar del consumo
colaborativo o la “economía compartida”.
Y es que el proceso de usar y tirar en el que hemos
entrado, fruto de un proceso de consumo que no tiene fin, se enfrenta de forma
muy clara con los problemas ambientales que estamos viviendo. Los recursos son
finitos pero actuamos como si fueran infinitos, lo que produce problemas
ambientales, económicos y sociales.
El poder compartir desde nuestro coche -como puedes hacer
en socialcar.com, en carpooling.es o
en blablacar.es- a
nuestra casa -en knok.com o
en airbnb.es- nos
reporta un ahorro económico o una entrada de dinero, que además produce “eficiencia sostenible” en el proceso.
¿Por qué dos vehículos haciendo el mismo trayecto ocupados por tan solo una
persona cuando la capacidad es muy superior ?
Y con esta reflexión nos encontramos multitud de
plataformas que están naciendo, donde el concepto “lo que a mi no me sirve pero a ti quizás si” está consiguiendo que
los productos se reutilicen y, por tanto, evitemos productos nuevos y con ello
sus consumos de energía, materias primas y emisiones de CO2.
Y es que, al pensar
cómo tiramos el televisor en blanco y negro de la casa de nuestros abuelos,
cuando ahora los veo a modo de decoración en algunos hoteles de diseño en las
zonas más “chic” de Nueva York, Ámsterdam o Berlín, me pregunto con cuántas de las cosas que ahora no uso
podría yo contribuir a ayudar a alguien para que éste no tenga la necesidad de
comprar algo que ya existe.....
No son solo emisiones de CO2; es algo más
.....
Hotel Michelberger Berlín |
Por cierto, si vais a Berlín no dejéis de visitar un hotel con todos sus muebles reciclados michelbergerhotel.com )
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