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lunes, 5 de noviembre de 2012

Lo sencillo, lo primero

El 40% del consumo de energía en Europa se debe al uso de los edificios: oficinas, centros comerciales, hoteles, hospitales y como no...nuestras viviendas, son los culpables de la generación de un porcentaje muy importante de emisiones de CO2 a la atmósfera si hablamos en términos medioambientales, pero también de un coste económico muy importante para los paises. Exceptuando la energía renovable y la nuclear que producimos, debemos importar petróleo, carbón  y gas lo que no contribuye a nuestra competitividad.
Se estima que hay un potencial de entre un 15% y un 30% de eficiencia energética en nuestros edificios. Lo sorprendente es que cuando se analizan en detalle los ratios de consumo de edificios similares en uso y climatología, no siempre los mas modernos aparecen como lo mas eficientes.
Esto sucede porque el uso y la manipulación de las instalaciones por personas es tanto o más importante que la tecnología.
Por eso, vamos a recordar lo básico, porque como dice el refrán el sentido común es el menos COMÚN de todos nuestros sentidos. Se debe:
Poner en marcha las instalaciones de calefacción y aire acondicionado cuando la gente está en el edificio y apagarlas cuando lo abandonan.
Parece algo elemental pero solo tenemos que pensar en la cantidad de veces que hemos entrado en nuestra propia casa y hemos recordado en ese momento que la calefacción o el aire acondicionado se había quedado puesto desde la mañana, porque se nos olvidó apagarlo o cambiar la programación standard del termostato. Si esto lo trasladamos a los grandes edificios podemos imaginar lo que esto representa en términos de consumo.
Ajustar la temperatura de la calefacción y climatización a las condiciones exteriores.
Parece increíble que todavía hoy grandes edificios pongan sus instalaciones de climatización a funcionar tanto en invierno como en verano a temperatura constante, sin tener en cuenta si en el exterior hay 25 o 40 grados centígrados.
Apagar la iluminación cuando abandonamos las salas.
Como en nuestra casa y bien lo sabemos los que tenemos niños, el número de horas que funciona la iluminación de espacios ciegos sin que nadie los ocupe representa un consumo muy importante de los grandes edificios, especialmente los de oficinas y edificios públicos de toda índole.
Sistemas muy básicos pero efectivos para simplemente apagar cuando nadie los ocupa deberían ser ya un básico del equipamiento de los edificios. 

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